Ojo de Silicio: Desentrañando Desconexiones; El Desliz Publicitario en un México Transformado y la Emergencia de Binomios Humano-Máquina

En un reciente resurgimiento de mi memoria, me encontré reflexionando sobre una columna que se deslizó por las grietas de la percepción pública hace un par de años, «¡Vas, Carnal!» de Eduardo Caccia. Esta reflexión no fue un acto aleatorio, sino provocado por las recientes andanzas de la candidata X…, quien parece pensar que con un lenguaje crudo puede labrarse un camino hacia la presidencia de la república. Un recuerdo que me volvió a enervar, pues la columna de Caccia resuena con la misma desconexión que X. exhibe hoy.

En su momento, la columna de Caccia, con su intento fallido de apelar a la clase trabajadora, revelaba una desconexión grave entre la vieja guardia de la industria publicitaria y la realidad socioeconómica de México. Un país donde el desempleo disminuye gradualmente y las remesas se disparan, evidenciando un cambio en el poder adquisitivo de la población.

Ahora bien, en este escenario transformador, emerge otro factor que no podemos ignorar: la implosión del trabajo creativo ante el advenimiento de la Inteligencia Artificial (IA). La IA, con su capacidad para analizar vastas cantidades de datos y generar insights valiosos, ha comenzado a jugar un papel crucial en el mundo publicitario. Los binomios humano-máquina se presentan como una nueva frontera, donde la creatividad humana se entrelaza con la eficiencia de la IA para crear campañas publicitarias resonantes y significativas.

Monitorear las redes sociales, entender las tendencias emergentes y captar la voz del pueblo se ha vuelto un imperativo para permanecer relevante en esta industria. Y aquí es donde la IA se vuelve una herramienta invaluable. Al unir la comprensión humana con la capacidad analítica de la IA, los publicistas pueden sintonizar sus mensajes con las necesidades y aspiraciones del público, creando campañas que resuenen en un nivel más profundo.

No se puede pasar por alto que vivimos en una era donde el mensaje anticlasista del presidente, el segundo más aceptado dentro del G20, solo después del líder de la India, resuena con una gran parte de la población. En este escenario, la columna de Caccia y la reciente estrategia de X… resuenan con la misma autenticidad que un angloparlante intentando hablar español con solo un conocimiento superficial adquirido en cursos escolares. Es un esfuerzo patético que revela una falta de comprensión y respeto hacia la evolución socioeconómica y cultural del país.

Ahora, con el advenimiento de X… y su estrategia, no puedo evitar recordar la columna de Caccia y sentir la misma frustración. Ambas figuras, con sus intentos fallidos de conectar con la gente, exhiben una desconexión que va más allá de un simple malentendido. Es un reflejo de una industria publicitaria y una clase política que aún navega con mapas desactualizados en un mar de cambio constante.

Es imperativo que la industria publicitaria y nuestros políticos reevalúen y reajusten sus estrategias, reconociendo la nueva demografía de consumo y la voz del pueblo que prevalecen en México. Los días de apelar únicamente a las aspiraciones de la clase media y de ignorar la realidad socioeconómica han quedado atrás.

La columna de Caccia y la estrategia de X… son recordatorios contundentes de una necesidad crítica de reorientar la brújula, de abandonar viejas nociones clasistas y de abrazar la diversidad y riqueza de la realidad mexicana actual. Un llamado a mantener abierto el diálogo y a estar alerta a las resonancias de nuestro entorno, manteniendo siempre abierto nuestro #OjoDeSilicio ante las transformaciones que se avecinan en el horizonte social y económico del país.

Con estas reflexiones me despido, esperando que mantenga su mente abierta y alerta, pues el panorama mexicano está en constante evolución, y solo a través de una comprensión profunda y empática podremos navegar por las aguas turbulentas que se avecinan.