Hoy, hace cinco años, fui hospitalizada por un ataque de pánico derivado de las violencias machistas y sexuales que viví como empleada de Grupo Modelo. Todo sucedió, irónicamente, en el día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Desde entonces, cada año al menos una persona trabajadora de Modelo me contacta para compartir sus propias historias de violencia: acoso laboral, discriminación por pertenecer a la comunidad LGBTIQ+, o despido por tener una enfermedad. Estas historias, aunque diversas, tienen un denominador común: la urgente necesidad de cambio y de de prevención de la violencia dentro de Grupo Modelo y de toda la estructura corporativa en México.
Han pasado cinco años desde que inicié cuatro batallas legales. Solo una de ellas ha sido resuelta, y el camino no ha sido fácil. Las secuelas han impactado mi salud física y mental de muchas maneras distintas.
Sin embargo, también reconozco que a lo largo de todo este camino he contado con privilegios que me han permitido enfrentar este proceso: la posibilidad de contratar abogados con los que me siento cómoda, un psicoanalista maravilloso que me ha acompañado en cada momento, y el apoyo incondicional de mi familia. Estos recursos y personas han hecho menos tortuoso el enfrentarme al sistema judicial mexicano caracterizado por el abandono institucional, la indiferencia a las víctimas, y también por la precarización laboral de quienes trabajan en él.
Sé que compartir mi experiencia me expone, pero también sé que es una forma de mostrar que estas empresas no son intocables, sin importar su poder económico. Una prueba de ello es la opinión jurídica emitida en 2021 por el COPRED, en la que se determinó que fui víctima de discriminación por razones de género por parte de Grupo Modelo, Cervecería Modelo y Diblo Corporativo.
Hoy, al compartir esto, espero que más personas encuentren en mi experiencia un recordatorio de que no están solas y de que sí es posible poner un alto a estas violencias. Es posible resistir y desafiar estructuras de poder que creen que el dinero las hace invulnerables ante un sistema judicial corrupto.
La lucha sigue. Contra Grupo Modelo y contra todas las instituciones, empresas y personas que siguen ejerciendo la violencia en todas sus diferentes formas.
También publiqué este artículo sobre el tema hace un par de años en Animal Político:
https://lnkd.in/dGCegcr2
Inés R.
Derechos Humanos y género




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