Hace una semana junté el estómago y la fuerza suficiente para ver al fin, el documental del que tanto había escuchado en redes sociales, “Las tres muertes de Maricela Escobedo”
Más que una recomendación o crítica al documental per se, el objetivo de esta columna es invitarte a la reflexión, esperando que ella quede presente siempre en ti y en tu mente para accionar en el futuro.
Luego del asesinato de Ruby, Maricela emprendió una búsqueda insaciable de justicia por el feminicidio de su hija, la cual, sin saberlo ni esperarlo, terminaría en su propia muerte y de ello va la observación de hoy.
Según las estadísticas actuales, en México han muerto más de 489 mujeres de enero a junio del presente año, y los que se han sumado de esa fecha a la actual incrementan la cifra mostrando un resultado completamente alarmante, pero alguien en alguna ocasión me dijo “Los datos duros no cambian mentes”, así que hablemos un poco más a fondo.
No es extraño encontrar diario al menos una publicación de alguien, en cualquier red social, en la que se pide justicia por el feminicidio de alguna chica, haciendo trending topic sus nombres y fotos, alertas amber e imágenes de búsqueda que, en su mayoría, son realizadas y difundidas por los propios familiares y conocidos de las asesinadas o desaparecidas, pues parecieran no ser lo suficientemente relevantes para que las autoridades oficiales emprendan la búsqueda antes de que suceda la tragedia, una tragedia que desgraciadamente, a este punto, es bastante predecible en la mayoría de los casos.
Si a todo esto le sumamos los variados comentarios que sólo ayudan a sembrar más desesperación y desesperanza, obtenemos como resultado, la fórmula perfecta para la desensibilización de los feminicidios en nuestro país y esto mismo es lo que hace que todas las familias que pierden a alguna de sus integrantes a diario, vivan más de una muerte al mismo tiempo. Acaban no sólo con una vida, fulminan la fe y la esperanza de justicia que queda en cada uno de nosotros, terminan con lo poco que los mantiene de pie.
En el documental se muestra de forma cruda la desesperación que vivió la familia de Maricela. Las imágenes se sienten, su llanto cala, los gritos erizan y la injusticia evidente dolió en el alma de los que lo vimos, pero ¿Se imaginan pasar por esto? ¿Te imaginas perder a alguna de las mujeres que amas a manos de una persona en la que confió? ¿Eres capaz de dimensionar el dolor que eso puede causar? Probablemente respondas que sí, pero la verdadera respuesta es contraria en la mayoría de los casos.
Todo este dolor diario se ha vuelto tan normal, tan típico y tan habitual que, lo que de verdad da miedo es el desinterés que ha generado en la sociedad, pues pareciera que los sitios de noticias sólo informaran de estos casos pues saben que obtendrán algo a cambio y luego no se habla más de ellas, de sus vidas, del dolor de sus familias ni de lo más importante, de la justicia, no hay resoluciones ni tranquilidad para nadie.
No quiero seguir viviendo en un lugar en el que sólo importan los casos que contengan el dato más morboso, no quiero continuar en un mundo en el que la muerte y el sufrimiento de las mujeres se convierta cada día más en un producto mercadológico, no quiero que se visibilicen estas atrocidades sólo durante el #8M, no quiero que pongan la atención a un movimiento que lucha por las vidas de todas a diario, sólo cuando hacen protestas, no quiero heredarle a mis hermanas ni a mis hijas un mundo en el que no puedan salir a correr porque las pueden secuestrar, como a Karla, que no puedan utilizar el transporte público por miedo a que la agredan sexualmente como a Fanny, no quiero que vivan en un país en el que no puedan siquiera practicar un deporte en el momento que lo prefieran, pues puede que la persigan al salir, como a mí.
No, hoy no es el Día Internacional de la Mujer, no, no hay un paro nacional, no hay mujeres haciendo pintas ni protestas, no es un día particularmente especial para la mayoría, pero hoy si murieron alrededor de once mujeres dentro y fuera de sus casas, hoy esas familias viven lo que muy probablemente sea la primera de sus muertes.
Esta columna es para Claudia, Esther, Teresa, Ingrid, Fabiola, Valeria, Fátima, Ruby, Maricela, Ayelin, todas las de hoy y las que desgraciadamente terminarán su camino mañana, pasado mañana y los próximos días, pues pareciera que cada despertar es firmar una sentencia de muerte.
No es sólo falta de empatía ante el feminicidio y la violencia, se trata de educación y de interés genuino, porque no quiero que seas tú, porque todos los días rezo por no ver el rostro de una de mis amadas en un cartel, porque me da miedo pensar que un día tendré que luchar por alguna de las tuyas.
Hoy no es un día especial, pero siempre es un buen día para exigir justicia.
Fuentes:
https://www.forbes.com.mx/politica-feminicidio-aumenta-amlo-neoliberalismo/
https://www.youtube.com/watch?v=VLLyzqkH6cs
Excelente reportaje y ojalá que esta señorita realmente logre que todos hagamos conciencia de que los femenicidios en el país son reales y no salga amlo que el tiene otros datos felicitaciones a la srta Samantha
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Es uno de los problemas arraigados en nuestro país y ante una sociedad que crece en número, debemos motvr ante las publicaciones la forma de enfrentar un problema tan complicado
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