El BCE se ha mantenido fiel a su objetivo de seguir combatiendo la inflación con más alzas de tipos, pese a las turbulencias financieras que han creado la caída del banco estadounidense Silicon Valley Bank y la crisis de Credit Suisse, de especial trascendencia para la zona euro.
Los tipos suben al 3,5% en la tasa general y al 3% en la facilidad de depósito. El banco central ha renunciado esta vez a apuntar en su comunicado a nuevas subidas de tipos en próximas subidas o a la necesidad de seguir endureciendo su política monetaria para combatir la inflación.
Es el nivel más alto desde octubre de 2008, cuando la gran crisis financiera se convirtió en un fenómeno mundial. Fráncfort quiere demostrar que tiene el control, que no pierde los nervios, que tiene un plan y no hay nada que temer.
En el comunicado que acompaña a la decisión de elevar los tipos de interés, el BCE señala que está haciendo “un atento seguimiento de las actuales tensiones en los mercados” y está preparado para “responder como resulte necesario a fin de mantener la estabilidad de precios y la estabilidad financiera en la zona del euro”.
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Subir las tasas medio punto debería ayudar según sus cálculos a seguir bajando los precios hacia la meta del 2% que contempla su mandato lo antes posible, pero a costa de asfixiar un poco más la actividad y no sólo a familias y a empresas, sino también potencialmente a entidades financieras, muy sensibles a la nueva realidad monetaria, como se ha visto en EEUU.
El BCE ahora prevé una inflación media del 5,3 % en 2023, del 2,9 % en 2024 y del 2,1 % en 2025. Al mismo tiempo, las presiones subyacentes sobre los precios siguen siendo fuertes. “La inflación, excluyendo la energía y los alimentos, siguió aumentando en febrero y los expertos del BCE esperan que promedie un 4,6 % en 2023, por encima de lo previsto en las proyecciones de diciembre”, dice el organismo para justificar la decisión de este mes.
“Posteriormente, se prevé que baje al 2,5 % en 2024 y al 2,2 % en 2025, a medida que desaparezcan las presiones alcistas de anteriores crisis de oferta y la reapertura de la economía y que una política monetaria más restrictiva frene cada vez más la demanda”, dice el equipo de Lagarde.
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