
Hace unos días, el jefe de la Oficina de la presidencia, Alfonso Romo, declaró que en comparación con lo que sucede en otros países, México “es un paraíso” y así lo ven desde afuera pero debió aclarar que esto no es producto la llamada 4T.
Si bien el actual gobierno no ha mostrado los avances que prometió en los rubros más importantes del país como la seguridad ciudadana y la economía de la población, si se debe reconocer que, en política internacional, existen aciertos.
Por ello, creo que Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, se ha convertido en uno de los salvavidas de la llamada 4t pues mientras otros se sirven con la cuchara grande, el ex jefe de gobierno capitalino, además de ser uno de los presidenciables con mayor aceptación por su excelente imagen mediática, política y social, ha sido una pieza clave en el gobierno de López Obrador ya que no existe política o acción en la que Ebrard Casaubón, haya errado.
Lamentablemente esto no ha sucedido en otras secretarias de la actual administración, ni siquiera al interior de Morena en donde sobra decir que, muy al estilo de otros partidos políticos, a los que tanto criticaron, se están dando con todo por hacerse de la dirigencia nacional.
Por ello, tiene razón Romo, pues hoy en día, y a un año del arribo de López Obrador, México goza de otra imagen ante el mundo pero gracias a Ebrard que desde la Cancillería, ha sabido aprovechar la coyuntura internacional y por citar un ejemplo, en América Latina, los empresarios han puesto en duda su permanencia en la región por la serie de protestas, movilizaciones y golpes de estado que en nada estimulan a los inversionistas.
Pero no sólo son los conflictos internacionales en nuestro continente ya que de acuerdo con Romo también los del Medio Oriente nos benefician pero muy por encima de ello, la clave está en que ahora ante el mundo nos representa un canciller que como gobernante fue galardonado con el reconocimiento World Mayor Prize, entregado por la fundación internacional City Mayors como el Mejor Alcalde del Mundo por defender los derechos de la mujer, de las minorías y promover asuntos de materia ambiental, por cierto, temas tan vitales en nuestro tiempo y que se han descuidados en los últimos años.
A diferencia de otros que de manera visceral han hecho visibles sus aspiraciones presidenciales, Marcelo Ebrard ha dado muestras de mesura política dejando claro que la imagen internacional de México y las relaciones exteriores son su prioridad y eso lo coloca como un secretario de estado que goza de la credibilidad que sólo otorga el compromiso y la racionalidad con la que se dirige.
Quizá, una de las acciones que la cancillería ha quedado a deber, es un programa ambicioso de reconstrucción del perfil del mexicano en los Estados Unidos pues desde que llegó Trump al poder, no se ha contrarrestado de manera adecuada las múltiples descalificaciones y etiquetas que el mandatario estadunidense en plena campaña, les colocó a los connacionales por lo que urge crear un equilibrio en la percepción de nuestros vecinos del norte entorno al perfil mexicano.
Recordemos que una acción similar, la implementó la comunidad judía al interior de varias naciones al término de la Segunda Guerra Mundial, acción que no fue otra cosa más que la reconstrucción de su imagen que tanto habían pisoteado.
Por ello, hace falta una acción de control de daños y de contención, pero, sobre todo, de rescate de nuestras raíces a nivel mundial mediante acciones que han quedado a deber los cancilleres anteriores por carecer de visión y de compromiso, valores que Marcelo Ebrard ha mostrado en cada aparición ante medios o en reuniones con su equipo.
Twitter: @DON_DANY