ACERCA DE LA PARTIDA

Mas… Turbaciones mentales. Serie semanal.

Por Gilberto Castrejón Doctor en Filosofía de la Ciencia
Por Gilberto Castrejón
Doctor en Filosofía de la Ciencia
Twitter: @gil_castrejon

“Muchos mueren demasiado tarde, y algunos demasiado pronto. Todavía suena extraña la doctrina: ¡Muera en el momento adecuado!” F. Nietzsche. Como bien menciona el “maldito de Sils Marias”, sólo es posible morir en el momento adecuado cuando se ha vivido siempre en el momento adecuado, lo cual resulta una doctrina sumamente provocadora, más cuando, dada nuestra herencia cultural: la actitud que asumimos frente a la muerte resulta estar contaminada de cierto carácter negativo y perturbador, a pesar de la ventaja que representa para el ser humano, el saber que morirá. Dice Norbert Elias en La soledad de los moribundos: <<Sólo para los humanos es difícil morir>>, y ciertamente, incluso la vida nos es difícil, sobre todo cuando se ha tomado la determinación de complicarla más de lo que ya era desde el momento de haber salido del vientre materno, entonces: ¿por qué esa tendencia a “santificar” la muerte, a rendirle culto?, ¿acaso el miedo que todos nosotros hemos sentido ante la “presencia” de la muerte, estriba en que siempre creemos que merecemos una oportunidad más? Sócrates no pidió ninguna oportunidad más, aceptó su destino como “el más sabio de los hombres”, y bebió la cicuta.
Estoy convencido que la muerte de los demás debería ayudarnos a vivir más y mejor, incluso la muerte de aquél ser más querido, lo curioso es que para muchos eso corresponde al preámbulo de su propia muerte. Quizá la proliferación en occidente de doctrinas y prescriptivas tanáticas, que “ayudan a bien morir”, se deba a que todas las religiones no han logrado apaciguar la ansiedad existencial de los individuos frente al término de su vida, tal vez porque todo creyente entiende al espíritu en su sentido metafísico por antonomasia, y no como aquél que ha terminado por comprender que la muerte sólo constituye un proceso fisiológico, un final del único viaje en donde siempre se tendrá la certeza de que estamos solos…
“Décima Muerte” de Xavier Villaurrutia es uno de los poemas más bellos y que mejor ha plasmado la esencia de la muerte, he aquí los primeros versos:

I

¡Qué prueba de la existencia
habrá mayor que la suerte
de estar viviendo sin verte
y muriendo en tu presencia!
Esta lúcida conciencia
de amar a lo nunca visto
y de esperar lo imprevisto;
este caer sin llegar
es la angustia de pensar
que puesto que muero existo.


Finalmente, “sólo se piensa en la muerte mientras se cree poder escapar de ella”, habría que aceptar lo sumamente ventajoso de tener una certeza absoluta con respecto a la muerte, ésta es ya un hecho desde que nacemos, por tanto hay mucho que hacer a partir de ello, pues como dijera Kierkegaard: “El tormento y la desesperación provienen precisamente de que no se puede morir.”

PD No hay que temerle a la muerte, más bien habría que temerle al mal vivir…

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