
Doctor en Filosofía de la Ciencia
Twitter: @gil_castrejon
A veces me gusta leer —más por morbo y diversión que por esperar algo interesante—, las opiniones de las personas a cualquier noticia, sobre todo las que llegan a convertirse en trending topic; y dada la experiencia que uno puede tener al hacerlo, esto me conduce a recordar lo que una vez leía en un libro de sociología sobre el aumento de las manifestaciones de xenofobia, con la llegada de los medios electrónicos de información y comunicación. Vaya, resulta obvio que en la red no sólo hay xenofobia, también racismo, machismo, homofobia, etc. Lo realmente curioso es que todas estas manifestaciones adquieren, en el contexto, ciertos disfraces, a los que la mayoría de nosotros no les ponemos atención o ni siquiera nos damos cuenta de su sola presencia. Me explico. Comencemos con algunos ejemplos.
-Si alguna “celebridad” comete una estupidez ante las cámaras, dígase del tipo que sea. Entonces hay que estar listos para que desfilen, en los comentarios a la nota sobre el suceso, toda una sarta de manifestaciones no sólo de crítica, sino de odio, de insulto…; y si dicha celebridad es mujer, de seguro habrá innumerables comentarios machistas, misóginos.
-Un político comenta o actúa erróneamente, como acostumbran jejeje. Y todos los “líderes de opinión”: chairos, personas más “conscientes”, “los que sí trabajan”, etc., se harán presentes para externar su “inteligente” opinión, acompañada de un léxico altisonante, y de nuevo: insultos.
-Cualquier ciudadano de a pie es grabado, exhibido, etc., llevando a cabo un acto reprobable. Y los ciudadanos de “buena” conciencia dirigirán sus mejores críticas, agravios o improperios, como una manera de anotarle un punto más a su buena conciencia y alta moral como ciudadanos.
-Alguien postea una nota sobre maltrato animal, destrucción ecológica, etc. Y ciertos bioéticos o “ecosistemáticos” arremeterán contra “quien resulte responsable”, con una colección de sus más sonantes e ingeniosos insultos.
De esta forma, dado el contexto específico, parecería que nuestra percepción sobre los comentarios, insultos, críticas…, se “ablanda”, es decir, pierde de vista la verdadera naturaleza, y las implicaciones de la textura de dichos comentarios. En una palabra, éstos adquieren un cierto disfraz, y nos volvemos tolerantes tanto a dichos comentarios, como con la gente que los expulsa. Finalmente, como en la web, todos tenemos derecho a opinar (lo cual en cierto sentido está bien, en otro quién sabe), parece que la naturaleza e implicaciones de nuestras opiniones, pasan a segundo término, dado el contexto en el que éstas se gestan, y por tanto, ni siquiera ponemos atención a la personalidad, a la calaña de quien emite los comentarios. De todo esto, una simple cuestión: ¿verdaderamente es sano que todos tengan espacio y derecho para dar una opinión? Sí, dígaseme inocente, exagerado, incluso intolerante o fascista jejeje. De todos modos, el que todos tengamos una opinión no es sinónimo de que exista una calidad en la opinión. Habría que enseñarle a callar a muchos.