Mas…turbaciones mentales. Serie semanal
Por Gilberto Castrejón
Doctor en Filosofía de la Ciencia
Twitter: @gil_castrejon
En un artículo de Xavier Velasco titulado “El otro catecismo”, el autor maneja la tesis de cómo existe una especie de “adoctrinamiento”, propio de una estructura educativa, que muchas veces, a mi parecer, educa con ejemplos contradictorios. Sólo menciono esto porque si bien, estoy de acuerdo con que la primera y principal formación y educación se obtiene en la casa, más bien, en muchos de los casos somos producto de nuestras relaciones y entorno, y a su vez, podría identificarse que nos formamos gracias a una especie de “adoctrinamiento”, sobre todo cuando poseemos una “personalidad maleable”. No se altere nadie por lo que voy a decir, pero considero que si bien, los padres y la familia son los primeros que educan, también son los principales adoctrinadores. Una vez, comentaba con un amigo de la universidad sobre cómo, si llegáramos a tener hijos, los educaríamos, y al menos, una de las cosas en las que coincidimos, es que se trata de enseñarles a ser libres, de educarlos para que tengan la capacidad para tomar sus propias decisiones y enfrentar sus errores, para elegir por sí mismos cómo construir su vida, a pesar de que quizá, uno como padre no llegue a estar muy de acuerdo, lo cual, como sabemos: en la mayoría de los casos esto último precisamente es el principal conflicto entre padres e hijos jejeje.
Siempre me he divertido diciéndoles a mis alumnos, estudiantes universitarios, que ellos “tienen dueños”, los cuales son sus padres jejeje. Sí, sé que exagero, aunque sólo deseo recordar la sentencia de una película mexicana: “no hay nadie más idóneo para darte en la madre que tu propia familia”, por algo también lo que mencioné líneas arriba, sobre que la familia educa, pero a su vez: es la perfecta adoctrinadora, y asimismo, la que a su vez también puede darte en la madre.
En términos generales, adoctrinar significa inculcar a alguien determinadas ideas y valores, ¿no es eso lo que hacen los padres, la familia? Lo triste es cuando dicho “adoctrinamiento familiar” tiene efectos negativos. Tengo unas sobrinas a las que les hicieron creer que lo más importante es “verse bonitas y vestir ropa de marca…”, ¿de qué sirve eso para unas niñas de clase media-baja, que a su vez no poseen una “personalidad magnética”, y mucho menos una capacidad suficiente para entender que de lo primero de lo que se trata es esforzarse para salir del barrio y a su vez, sacar al barrio de sí mismas? Tengo unos sobrinos que los adoctrinaron desde pequeños en la religión cristiana, y que a su vez, eso les ha impedido ir más allá de sus posibles aspiraciones, pues todo se reduce a “estar bien con su Dios”, por algo sus acciones están condicionadas. Sí, sé que se podrá decir que los ejemplos no muestran un adoctrinamiento, puede ser, lo cierto es que si tuviera hijos, claro que les enseñaría valores y principios, pero sólo para que meditaran sobre éstos, para que incluso cuestionaran lo que se les inculca, y tuvieran la posibilidad de desarrollar todas sus potencialidades, a la vez de ideas propias, a pesar de que éstas pudiera ser que se contradijeran con las mías. Un ser humano libre piensa, siente y actúa por sí mismo, las ideas y valores que le hayan inculcado a alguien sólo deben ser un referente, pero para nada “verdades absolutas”.
Finalmente, debo decir que hay que apostar porque el “adoctrinamiento familiar” no dure mucho, siendo que la educación (dirigir, encaminar) puede que no termine nunca. En la familia se trata de educar, no de adoctrinar, lástima que muchos padres, sobre todo en términos morales e ideológicos, apuestan por el adoctrinamiento.
PD Uno de los problemas, como menciona Velasco en su artículo, es que en la escuela también suele haber adoctrinamiento.
Hola Dr. Gilberto,
Me gustó mucho lo que escribes y sobre todo me hizo reflexionar. Tienes razón, mi aspiración no debería ser que mis hijos sean como yo [adoctrinarlos], de hecho, ¡qué horror! serian muy complicados, criticones, etc. Cuando verdaderamente educas, desarrollas lo deseable, «valores», «principios». Pero, ese desarrollo no se logra con verborrea, se logra con accciones. De hecho, me acordé de una conocida que se autodefine, la pobre como honesta. Eso me hizo recordar un dicho de mi abuelita, «cuando más suena la carreta, más vacía está». La esencia de las personas se materializa con acciones, no con palabras.
En lo relativo a lo que platicas de lo que hace la familia con nosotros estoy de acuerdo en algunas cosas. Pero, también, el chip de la mediocridad te lo puedes quitar, ubicarte en la realidad también es parte de la madurez intelectual, unos trapos no te hacen mejor persona, ni más erudita.
En lo personal, algo en lo que he tratado de educar a mis hijos es en el valor de la gratitud, les he dicho, no es suficiente decir «gracias», hagan algo más, el amor se demuestra no sólo se dice, si quisiera que me estuvieran diciendo: «te quiero», mejor me compro un loro, demuestren su amor con hechos.
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