Mentes aumentadas.

Es una ocasión especial para un servidor pues —espero que no como zombi— ha resurgido de la tumba mi columna Ojo de Silicio después de un hiato de 10 años. ¿La razón? No podía quedarme más tiempo en silencio ante la convergencia de tecnologías que están por generar cambios en nuestra sociedad con una aceleración nunca antes vista. Mientras yo sigo con la festividad por dentro prosigamos al punto.

Estamos en un momento de inflexión de gran relevancia. Convergen las tecnologías de la Inteligencia Artificial, el Big data y las interfaces neuronales de manera acelerada. Por un lado la interfaz mas avanzada y ambiciosa entre mente y máquina ha llegado a un nivel técnico: los órdenes de magnitud mas altos en comparación a sus antecesores inmediatos.

De la mano del genio sudafricano Elon Musk —aunque menospreciada por famosos neurocientíficos, en apariencia más por despecho que con un pensamiento crítico— ha terminado su fase de ingeniería principal Neuralink, un dispositivo que permite recibir y transmitir información entre el cerebro humano y la máquina.

Sin duda mientras las vacas sagradas de la neurociencia se cruzan de brazos y le dan la espalda, rezongando; ya hay jóvenes talentosos solicitando acceso de primera mano para experimentar con este dispositivo.

Desde otra coordenada se acercan los neurocientíficos que han empezado a hacer equipo con los expertos en Deep Learning para utilizar la inteligencia artificial de manera que puedan interpretar los datos que provienen de las ondas cerebrales y decodificarlos en imágenes.

El Deep Learning ha crecido en los últimos años —después de haber sido dado por muerto en los 1990s— gracias a una convergencia insospechada que ocurrió en la decada de los 2000s, cuando las tarjetas de video o GPUs —esas que son el objeto del deseo de los videojugadores de alto desempeño— resultaron ser idóneas para estos procesos de Inteligencia Artificial.

Sin embargo las compañías que hacen estas GPUs ahora están sacando versiones especializadas para ser cientos de veces más rápidas en los procesos de Deep Learning. Cuando los jóvenes neurocientíficos empiecen a experimentar con Neuralink tendrán estas potentes herramientas.

Otra tecnología que posibilita que estos cerebros artificiales puedan aprender es el Big data —que ya es una tecnología bastante madura— se emplea con eficiencia colectando y procesando, como dice su nombre, grandes cantidades de datos de las mencionadas interfaces cerebro-máquina. Permitiendo que la Inteligencia Artificial aprenda a comprender lo que estamos pensando.

El día de hoy ya somos cyborgs: humanos con mente aumentada. Con esos pequeños aparatos que portamos en nuestro bolsillo y que nos brindan la oportunidad de comunicarnos con cualquier otro cyborg en cualquier punto de la tierra (y el espacio, si tiene usted el número de celular de algún astronauta). Podemos ademas dirigirnos a lugares que nunca hemos visto, tener diccionarios y enciclopedias a la mano en cualquier lugar, y consultar información en tiempo real, no importa donde haya sucedido.

Si ha tenido paciencia y un poco de imaginación, debe ser evidente hacia donde nos dirigimos con este texto: En años (no décadas), habremos eliminado la barrera entre nosotros y nuestra mente aumentada usando esta interfaz. Hasta hoy son nuestros dedos, voces, ojos y oídos quienes nos permiten conectarnos con nuestros dispositivos, esta interfaz es lenta. En no demasiado tiempo esta conexión será directa con nuestro cerebro, ergo, instantánea.

Le dejo a la imaginación las posibilidades que esto brinda, pero podemos decir, sin temor a errar, que sera un cambio cataclísmico a nivel social.

Me despido, con mis mejores deseos y pidiéndole que manenga abierta su mente y alerta su #OjoDeSilicio.