La Tercia de Pericos pa’ leer… Nuevas y viejas realidades

Rodrigo O. Pérez Moo
Periodísta
Twitter: Rodrigo_Moo

Mientras México, el mundo también, se funden, revuelcan, transforman y no les queda más que aceptar que el 2020 marca un punto de inflexión y todos somos testigos como pasamos de un momento a otro de vivir por vivir, a vivir encerrados y en una sana distancia (bueno, ni tanto), la economía, las relaciones sociales, las clases, las fiestas, las reuniones han cambiado drásticamente (bueno, menos en Ecatepec, ahí los toquines siguen siendo iguales a los de siempre).

Esa nueva forma de vivir, de relacionarnos, de aceptar la realidad está llena, como todo, de contrastes, están los que la aceptamos, intentamos informarnos consultando fuentes serias, discriminamos datos, comparamos y tratamos de sacar conclusiones basados en evidencia científica… Aceptamos que el Covid existe, se contagia, puede ser mortal, no hay nada cierto sobre su tratamiento, que cambia a cada momento, que el uso de cubrebocas es efectivo, que…, por otro lado están los que piensan que el líquido de las rodillas es el motivo oculto detrás del diseño por parte de los iluminati y los reptilianos del Coví (sí, escribí Coví)… Otro grupo, los que toman cloro.

En fin, en esta nueva realidad he decidido retomar esta columna, que como siempre digo, podría ser más una calumnia. Espero les guste y me retroalimenten con sus comentarios, si algunos de ellos son ofensivos y pretenden recordarme que algún día tuve madre, esos pueden, sin empacho alguno, dárselos a su político consentido, como el Peje, o Alfredo del Mazo, Enrique Peña, Felipe Calderón, o cualquier politiquillo de poca monta de su localidad (sólo no le digan de poca monta, porque basta para ser líder de un partido en una colonia para sentirse alcalde de San Pedro de los Saguaros), otro tipo de comentarios los recibo con gusto.

Ahora sí, a luego de la verborrea y el derroche de letras a lo político (o sea sin sentido alguno), hoy quiero escribir sobre los famosos fideicomisos que en días pasados y con singular desfachatez y sin miramientos (al más puro estilo, no del régimen anterior, sino del recién revivido régimen de los 70’s y 80’s del siglo pasado), aprobaron, sin mediar razón y repitiendo el catecismo que desde palacio nacional se dictó. Sin embargo, habría que decir un par de cosas, dando razón al señor Pejidente.

Sí, este país sufre de un mal, que quizá podríamos tildar de endémico: el mal de la corrupción. La operación de dichos fideicomisos no estaban exentas de sufrir de ese mal, hay un dicho muy popular que describe a la perfección: “en arca abierta hasta el más Peje peca” (bueno lo cambié un poquito). Muchos de ellos carecían de reglas claras de operación, hasta se parecían a varios de los programas sociales del actual gobierno, operaban a contentillo de los titulares de cada dependencia (bueno los programas sociales de la cuartate, son opacos para todos, menos para las estructura clerical de la misma cuartate, obvio, ni para el mesías).

¿Esos dos razonamientos son suficientes para decidir pasarlos con Monsieur Guillotin? ¿Era necesario desaparecerlos por su opacidad, para pasar a ser manejados de la misma manera pero bajo los deseos del hombre que no usa cubrebocas en México, pero que no más pasa la frontera y hasta gel antibacterial se pone? ¿Será o no será? Yo creo que no.

Si la razón era su opacidad y la corrupción, ¿por qué no regularlos, hacerlos a imagen y semejanza del ideario cuartate? Esos fideicomisos, en origen son una excelente idea, permitían que muchas cosas medio funcionaran y solucionaban otras más, luego, ¿por qué no darles viabilidad, transparencia, dotarlos del marco jurídico necesarios para eliminar viejas prácticas? Para mí la respuesta es sencilla, no eran ni la corrupción, ni la opacidad los motivos de llevarlos al templo para sacrificarlos y derramar sus recursos a las arcas nacionales, sino juntar más dinero para seguir armando una estructura clientelar y un castillo de arena con cimientos hechos de dinero sacado a como dé lugar y de donde sea.

En fin, vivimos en una país lleno de nuevas realidades, pero plagado de viejas prácticas políticas sacadas de los 70’s, 80’s y 90’s, al más puro estilo priísta.

Soy Rodrigo Pérez de la Tercia de Pericos… Que la fuerza los acompañe.

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